"El hombre núnca mira al cielo porque siempre lo tiene a la vista."

martes

Miraré estas nubes para calmarme

Desde mi punto de vista, sé que las personas presienten y se dan cuenta cuando están pensando en ellas, desde este punto de vista me imagino las aberraciones que se estará pasando en estos momentos.
talvez tenga el derecho absoluto de hacer lo que se me antoje ya que jamás me ha tocado la oportunidad de llevar el control por tanto tiempo, pero lamentablemente mi preocupación y mi gran debilidad de siempre perdonar me sobrepasan, llegando a pensar y reflexionar mas allá de lo establecido... bajo estas medidas pensaba cerca de la cima del cerro san Cristóbal mientras apreciaba la polvoreada urbe capitalina. Nuevamente pensaba si estaba haciendo lo correcto, nuevamente pensaba si en realidad valía la pena solo que a diferencia de otras ocasiones esta vez estaba preparado para contar sin ataduras. El único problema... no siempre esta a disposición el mejor momento para decirlo.

Los Ovnis para viajar utilizan una especie de portal llamados agujeros de gusanos... digo esto porque creo que la NASA esta implementando esta tecnología a los buses del transantiago, en un pestañeo, en un parpadeo ya me encontraba en mi destino. de Pedro de valdivia a mi casa y de mi casa al templo...
Exactamente e irremediablemente ya se venia lo peor, mas bien lo inevitable, reacciones y acciones a favor y en contra, sabia con exactitud el panorama que me encontraría pero me negaba a aceptarlo... ya en el punto de acción me quebré, sabia donde debía mirar pero no lograba entender el porque no había nada donde alzaba la mirada, no me quedo otra k abrir la cadena de la bici y estacionarla, entre al templo, contemple, pensé y reflexione, igual que en el cerro... solo que a diferencia de este, me encontraba solo y en ese momento me desmoroné por dentro. Me encontraba nervioso sin razón alguna, no dejaba de mirar hacia todos los lados considerando que estaba solo, parecía paranoico. Fue en ese momento que me dije a mí mismo que ya era tiempo de dejar de jugar, me levante y salir corriendo inexplicablemente como si hubiese olvidado algo... llegue donde estaba la bici y un anciano quedo observándome todo el rato mientras trataba de encajar la llave en la cadena, me encontraba nervioso pero seguro de lo que hacia... mientras todavía sentía que el sujeto seguía observándome hasta que logre abrir la cadena, saque la bici, me subí y mirando al anciano me persiné tan rápido que nadie lograría comprender si en realidad lo hice o no... talvez por vergüenza, talvez porque la religión cree que la gente de mi condición son aberraciones y enviados de Satán, pero me puse a pensar que el templo es como mi propia Momo (del libro homónimo, momo Es una niña que no habla mucho y que posee una extraña cualidad: sabe escuchar. Ante ella, hasta los más tontos descubren que tiene ideas y soluciones inteligentes.) Si bien lo que encontré no fue una solución inteligente pero me hizo acordarme del valor del tiempo y las palabras... palabras que talvez algún día las soltaré pero siempre bajo un buen consejo de mano de la claustrofobia terapéutica. [...] en el trabajo, tenia la misión de contar mi día, así como la vecina que se muere por contarle la ultima a la otra vecina, así estaba yo, pero no encontraba a quien, nadie era digno de contarle mi anecdotada tarde o por lo menos contarle esos pequeños grandes detalles. En medio de una conversación me lanzan como un balde de agua fría esa pregunta que siempre te hacen y tu respondes como si nada, solo que en este contexto el responderle con un sí, era entrar a un campo de exterminio. No sabia que responder, todo quedo en silencio y aprovechando tal ambiente me hice el tonto y seguí como si nada, fue entonces si realmente valía la pena contarles mi verdad a quienes comparto mis horas de labor... y me dije no, mostrando una sonrisa que nunca antes había tenido ya sea porque este sonrisa reflejaba una seguridad que pocas personas disfrutan en este mundo.
El punto es que fue un gran día como todos los demás, solo que a diferencia de los demás esta vez me hizo mal, me hizo mal ese momento, me hizo mal él imaginarme escenas, momentos y situaciones. Aun así, no me arrepiento de haber tenido este lapso del día. Admito que moría por ese momento pero definitivamente debo dejar de hacerme daño, sé que lo sigo haciendo a pesar de esta conciente del futuro de este clímax pero nunca creí que fuera tan real e irreal a la vez. Aun no esta establecido que pensar de ese modo esta del todo incorrecto pero siempre hay cosas que si bien no nos benefician del todo nos hace feliz... y así fue. Para mí.


Jamás me habia sentido tan feliz e infeliz esa tarde...